Prensa afín a la República (La Voz)

La Voz

Fue fundado en 1920 por Nicolás María de Urgoiti, director de la Papelera Española. Este periódico estaba destinado a formar un tándem a la americana con el diario El Sol, fundado en 1917. La Voz será un vespertino popular que, no siendo sensacionalista y estando bien escrito, ocupó el primer puesto en la venta callejera, alcanzando en 1930 los 130.000 ejemplares, casi la mitad de ellos en provincias, con notas editoriales breves y ligeras y dedicando gran atención a los sucesos o a los toros y una sección diaria dedicada al movimiento obrero.

Al llegar la II República, tanto El Sol como La Voz se alinearon con el republicanismo moderado. Muchos de ellos ocuparían puestos políticos en el gobierno republicano. La voz tuvo que suplir en algunos momentos a El sol cuando este fue suspendido, editando incluso ediciones matutinas, y en 1937 incluirá los jueves El mono azul. Los talleres de La voz, que compartía con El sol, fueron confiscados en 1939 por Falange para editar su periódico Arriba. 

15 de Julio: abre la portada con el titular: “Se aprueba la prórroga del estado de alarma por trece votos contra cinco y una abstención”.

16 de Julio: la temática principal del periódico se centra en los discursos pronunciados en la sesión de la Diputación permanente.

17 de Julio: no se encuentra ninguna información relevante sobre el tema.

18 de Julio: bajo el antetítulo de “Horas graves para España” abre un titular a toda página que reza: “Una parte del Ejército de Marruecos se ha levantado en armas contra la República”. También se destaca que “nadie se ha sumado a este absurdo empeño” y que “El Gobierno de la República controla la situación”.

20 de Julio: Portada con un titular a toda página que dice lo siguiente: "La rebelión, aniquilada", seguido de subtítulos como: "En Madrid, las fuerzas del Gobierno se han apoderado de todos los cuarteles". Prácticamente, las cinco primeras páginas del periódico alaban la labor de la Guardia Civil y las fuerzas de seguridad, hablan de los fracasos de las distintas insurrecciones a lo largo de todo el territorio y, en definitiva, de que el alzamiento no ha sido realizado con éxito.